Descending from a traditional German family of entrepreneurs, Eileen Koegler left her native Colombia at nineteen to get a European education in Sales Management. Later, she moved to the US and obtained a degree in International Business, developing a successful career since then. Although her passion for art has existed since childhood, it has grown exponentially in the last decade, becoming her principal occupation. The artist works and lives between Florida and Switzerland.

Koegler's relationship with sculpture is intuitive and visceral, free from rules and regulations. Even without academic training, her innate talent has earned her several awards and an appointment as a sculpture instructor at Boca Raton Art School (Florida, US), a position she currently holds.

Deeply attached to the tactility of the human body, the sculptor is meticulously involved with the procedural development of her characters—first in clay, then in plaster—to finally cast them in pure bronze. Perfectly calibrated proportions and plastic shaping coexist with vibrant patinas. Color is, in Koegler's hands, a powerful means of expression.

Her bronzes, figurative at first, embed uncanny surrealist elements in Koegler's visual grammar, teasing the viewer's imagination. The elaborate treatment of their surfaces through designs and muscled interventions reinvents them into a metaphor, sometimes combining textual means to enhance the narrative. In this endless exploration, the statues' skin becomes a narrative space holding a unique story to unravel.

With a vast choice of subject matter, Koegler remains conceptually engaged with the feminist and immigration debates. Her intercultural background and open-mindedness transcend the language of her sculpture, enriching her message with diverse dialectics.

Descendiente de una familia tradicional alemana de empresarios, Eileen Koegler dejó su Colombia natal a los diecinueve años para obtener una educación europea graduándose en Gestión de Ventas. Más tarde, se mudó a los Estados Unidos donde obtuvo el título en Negocios Internacionales, desarrollando una exitosa carrera desde entonces. Aunque su pasión por el arte la acompaña desde la infancia, esta ha crecido exponencialmente en la última década, convirtiéndose en su principal ocupación. La artista trabaja y vive entre Florida y Suiza.

La relación de Koegler con la escultura es intuitiva y visceral, libre de reglas y mandatos. Autodidacta, su talento innato le ha valido varios premios y un nombramiento como instructora de escultura en la Escuela de Arte de Boca Ratón (Florida, EE.UU.), cargo que ocupa actualmente.

Profundamente apegada a la tactilidad y el volumen del cuerpo humano, la escultora se involucra meticulosamente en el desarrollo procedimental de sus personajes, primero en arcilla, luego en yeso, para finalmente fundirlos en bronce puro. Las proporciones perfectamente calibradas y la forma plástica conviven con pátinas vibrantes. El color es, en manos de Koegler, un poderoso medio de expresión.

Sus bronces, figurativos a primera vista, incrustan curiosos elementos surrealistas en la gramática visual de Koegler, estimulando la imaginación del espectador. El elaborado tratamiento de sus superficies a través de diseños e intervenciones determinates las transforma en metáfora, a veces combinando elementos lexicales para acentuar la narrativa. En esta exploración sin fin, la piel de las estatuas se convierte casi en un espacio de palabra que vehiculiza una historia única para desentrañar.

Con una amplia variedad de temas, Koegler se mantiene conceptualmente comprometida con los debates feministas y de inmigración de su época. Su historia intercultural forjaron su mentalidad abierta trascendiendo el lenguaje de la escultura y enriqueciendo su mensaje con diversas dialécticas.